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Santiago Ardila

BIO.

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El trabajo de Jorge Magyaroff se centra en reflexionar en conceptos como: Pintura, objeto, color, tiempo y accidente. En sus obras pretende evidenciar la relación entre estos conceptos desde el uso de diferentes medios y técnicas, que le permiten crear una serie de (como el mismo artista les llama) objetos pictóricos. Le interesa el color como objeto y su capacidad moldeadora, bien sea con sus repisas abarrotadas de herramientas y contenedores o con sus tarros de pintura volcados sobre el piso suscitando algún tipo de accidente, o sus marcos de pintura que parecen estar dejando escapar un poco del color que contienen; lo que cautiva al artista es la forma en cómo el color toma los objetos, como los moldea  y como estos objetos sirven de soporte para dar forma tridimensional al mismo. Un color que ofrece infinitas posibilidades, ya sea que desborde a los objetos por el exceso de material pictórico puesto sobre ellos o como en otras de sus obras,  donde parece ser mas controlado y contenido, como se puede ver en su mas reciente serie de PINTURAS CONTENIDAS, puede decirse que el color es uno mas de los materiales con los que el artista trabaja.

Natalia Pfeifer

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Alguna vez leí una frase de Lewis Hine, sociólogo norteamericano cuyos retratos impulsaron una de las reformas más importantes de Estados Unidos. Decía “Si pudiera contarlo con palabras, no necesitaría una cámara”.

Esta idea captura mi conexión con la fotografía. A través de mi lente, descubro la magia en lo cotidiano, capturando momentos que, en su aparente simplicidad, revelan verdades universales. Son fragmentos de humanidad, emociones y relatos que solo la cámara puede desentrañar, mucho más allá de lo que las palabras podrían expresar.

Luis Enrique Bonilla

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Concibo mi trabajo como una forma de estudiar el comportamiento del ser humano. Busco, a través de la observación y el análisis, entender por qué el ser humano sufre, por qué actúa como lo hace, cómo se relaciona con su entorno, con la naturaleza, con otras personas y consigo mismo. Este ejercicio de observación lo hago desde la distancia, pretendo involucrarme lo menos posible en la situación, por ello acudo a la fotografía como forma de expresar lo que encuentro, porque mi intervención es casi nula.
Para trabajar de este modo necesito mucho tiempo, no voy en busca del instante decisivo, sigo una huella, los remanentes de la presencia del ser humano en los espacios que ha habitado, que ha construido para sí mismo, por ello en mi fotografía no hay casi nunca personas en escena, el retrato se construye a través de los objetos y la situación se despersonaliza, yo no cuento historias de alguien en particular, cuento la historia que le pudo pasar a cualquiera. Esto hace que mi trabajo hable también de la evidencia del paso del tiempo y de esas emociones que despierta esta distancia, la nostalgia de lo que fue o de lo que no pudo ser.
Busco expresar mis hallazgos con imágenes muy simples, donde pueda percibirse el silencio, imágenes que inviten a hacer lo mismo que yo hago, mirar con atención, trato de incluir pocos elementos, pero de alto contenido simbólico, de manera que pueda captar mucha información con muy pocos elementos. Esta búsqueda me llevado a buscar la forma de hablar del comportamiento del ser humano también a través de metáforas, me ha llevado a buscar formas de hablar de las emociones humanas que tomen distancia de los objetos que remiten necesariamente a su presencia, sino que se acerquen más a un lenguaje plástico intencionado, construido por mí, apelando a los recursos básicos como el color y la línea.
Mucho se dice que “la obra de arte es siempre autobiográfica” y yo no escapo a esta afirmación, ni por los temas que trabajo, ni por la forma como los materializo. Construí mi identidad personal a través de las fotografías que quedaron de mis ancestros. Crecí en una vereda, lejos de la ciudad, siempre tuve a la mano la posibilidad de extender la vista hasta distancias muy lejanas en el horizonte y solo me acompañaron los animales y los sonidos de la naturaleza, me relacioné con muy pocas personas. Por eso quiero hablar de su silencio, de su ausencia, de los objetos que dejaron con el paso del tiempo y de cómo tuve que reconstruir su historia para entender quiénes fueron y por qué ya no están; y por lo mismo quiero hablar de ellos también como su tuviera que inventarlos.
Mis observaciones me han llevado a dos ideas muy básicas sobre la conducta, el ser humano sufre (porque recuerda) y el ser humano crea (porque se adapta), y por ello mi trabajo se reduce a esas dos condiciones: lo que no encuentro me lo invento, si no estoy siguiendo el rastro de una presencia, me la estoy inventando. 
Trabajo con una cámara digital, pero con lo que he dicho en mente, para mí es inevitable acudir también a técnicas fotográficas casi olvidadas, la fotografía química blanco y negro, y técnicas mixtas que borran la frontera entre la fotografía y las artes plásticas como como la goma bicromatada y el cianotipo.

Felipe Rey Velez

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Felipe Rey Vélez, REVEL, nace en Bogotá, donde crece entre el campo y la ciudad hasta los 12 años cuando con sus padres inmigra a la Argentina por motivos de seguridad. Esto, junto con la enfermedad de su madre se constituirán en sus experiencias más traumáticas, que forjarán su carácter reflexivo, sensible, empático, rebelde e introspectivo. 

“Ciudadano del mundo”, como se definió desde sus años adolescentes, se vió expuesto a varias culturas desde temprana edad. Terminó sus estudios en el Colegio Goethe de Buenos Aires. En el 2020 se gradua de arquitectura de la  Universidad Torcuato di Tella, obteniendo la mejor tesis de su promoción. 

En este mismo año, empieza su carrera profesional trabajando “virtualmente” para el estudio italiano Fuksas. Forma parte del equipo de diseño y modelado 3d en proyectos de arquitectura y urbanismo de gran escala en países como China, Rusia, Kazajstán, Arabia Saudita. También se desempeña en el área de diseño industrial y como profesor adjunto de su “Alma Mater”. Gana una beca "BeBold and Beyond" para  desarrollar ciudades del futuro.

A comienzos de 2022 viaja a Dubái a formar parte de un equipo de trabajo para el estudio Aedas. El contacto con este mundo de exceso y fortuna impacta profundamente en REVEL y es en su posterior obra que plasma y sintetiza sus experiencias de trabajo  en múltiples escalas y definiciones proyectuales.

Rápidamente fue evolucionando su camino artístico. De objetos extraños animados en 3d, a microorganismos de multicapas en 2d para finalmente encontrarse con el lienzo y un frasco de pintura, donde descubre su pasión y verdadero camino. 

THINK THE TITLE, nombre de la colección, propone un escenario donde el espectador se involucra con la obra y forma parte de ésta. 

La obra invita a la persona a mirarla y a construir un imaginario propio, encontrando formas, sensaciones, recuerdos, experiencias. De igual forma, desafía a la mente a ser crítica y a la vez a dejarse llevar con total inocencia.

Pone las bases sobre las cuales siempre algo nuevo se puede construir, imaginar y sentir.

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